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miércoles, 25 de marzo de 2009

JOSE HIERRO AULA DE PAZ DE LAS LETRAS



José Hierro (1922-2002), el hombre que rechazó por humildad ser académico de la Real Academia, mostraba esa cualidad en su propia definición de poeta. "El poeta es una hoja más entre los millones de ellas que forman el árbol de su tiempo. Por eso, lo que dice de sí mismo es válido para los demás. Lo único que distingue al poeta no es su mayor sensibilidad, sino su capacidad de expresión. Es una hoja que habla entre hojas mudas".


Poeta español. Nació en Madrid en 1922, pero fue santanderino de adopción. Uno de los poetas más representativos de los años cuarenta y cincuenta, fundador de la revista Proel, recibió los siguientes premios: Adonais por su obra Alegría (1947), Nacional de Poesía (1953), de la Crítica (1958 y 1965), March (1959) y Príncipe de Asturias (1981). Entre sus libros de poesía figuran Tierra sin nosotros (1946), Con las piedras, con el viento (1950), Quinta del 42 (1953), Estatuas yacentes (1954), Cuanto sé de mí (1957), Libro de las alucinaciones (1964), Poemas de agenda (1981). También es autor del libro en prosa Quince días de vacaciones y del texto filosófico Problemas del análisis del lenguaje moral (1970). Su obra se caracteriza por reflexionar sobre lo sencillo sin prestar atención a las formas estetizantes, en la línea de Blas de Otero o Gabriel Celaya; pero en su obra se nota la influencia de Gerardo Diego. Se inició con una temática reivindicativa testimonial y poco a poco fue haciéndose más colectiva y existencial. En 1980 se publicó una antología que recogía su obra e incluso poemas inéditos, aunque en 1991 publicó un libro de poemas titulado Agenda. En el año 2000 sufrió un infarto de miocardio y un enfisema pulmonar. Este se agudizó durante los dos años siguientes, que finalmente le causaron la muerte el 21 de diciembre de 2002.

Y lo que él contaba era "poesía testimonial", que según el escritor es como un tónico, necesaria para la salud, en contraposición con la poesía de la belleza, prescindible y accesoria, como un perfume y apropiada para tiempos felices y descuidados. Él, como poeta de posguerra y de tiempos dramáticos -fue encarcelado al final de la Guerra Civil, con 17 años, durante casi cinco años por ayudar a otros presos políticos- tuvo que reconocerse como "fatalmente testimonial" denunciando su tiempo desde el yo y el nosotros.

Pero su batalla expresada en versos no estaba exenta de estética. Porque lo que él defendía era la poesía verdadera -sea cual sea el adjetivo que la matice-, un género que no puede prescindir de la belleza de la palabra y que bien articulada es como música, comentaría.



Sus primeros versos aparecen en distintas publicaciones del frente republicano. Acabada la contienda, padece cuatro años de cárcel, y esta experiencia lo marca indeleblemente. De ahí que, al reaparecer en el panorama lírico de los años cuarenta, con dos libros casi simultáneos, lo haga urgido por un amargo poso autobiográfico que dota a su poesía de una madurez poco frecuente en jóvenes poetas. Se titula el primero Tierra sin nosotros (1947), marbete que nos proporciona las desoladas claves donde arraiga, no ya sólo este libro, sino buena parte de la producción surgida de la guerra: la patria un día habitable aparece en ruinas.

El libro siguiente, Alegría (1947) (Premio Adonáis), continúa la reflexión de Tierra sin nosotros.

Con las piedras, con el viento (1950), es el testimonio de una experiencia amorosa abocada, también, al fracaso.

Con Quinta del 42 (1953) comienza la exploración de la vía solidaria, nunca ajena a Hierro, pero, hasta ahora, sostenida en penumbra; no es, sin embargo, la suya una poesía social al uso, y esta diferencia desencadena, con anticipación de años, los mecanismos superadores de un realismo que por entonces amordazaba a la poesía española.

Antirrealista es, en efecto, Cuanto sé de mí (1957), libro que acentúa la preocupación verbal, reivindica ámbitos imaginativos y se aleja de la historia y del tiempo para acceder a la «sonora gruta del enigma».

Estos elementos culminan en el Libro de las alucinaciones (1964). Marcado por una poderosa veta irracionalista que se canaliza con frecuencia en el versículo, este poemario rompe definitivamente con las categorías espacio-temporales.

En 1974 publicará una nueva edición de Cuanto sé de mí; en 1991, un nuevo libro de poemas titulado Agenda; en 1995 Emblemas neurorradiológicos y a finales de los 90 Cuaderno de Nueva York, considerada ésta última una obra maestra contemporánea.

Su poesía es poderosamente evocativa y ahonda en una intimidad erosionada por un tiempo implacable. Se percibe la influencia de Gerardo Diego. Se inició con una temática reivindicativa testimonial, la memoria de un niño de la guerra, si bien no es un poeta social al uso; poco a poco fue haciéndose más colectiva y existencial.

Sus primeros libros, Tierra sin nosotros (1947) y Con las piedras, con el viento... (1950) y Quinta del 42 (1957) expresan la impotencia y la tristeza de un poeta, siempre visto desde la mirada de un hombre común ("Yo, José Hierro, un hombre / como hay muchos") que habla del tiempo, la muerte, el amor y la pérdida y el mar, sus grandes temas. "La eternidad, para mí, es el deseo de que un instante vivido sea eternamente presente, y por esto a veces aparece el mar como símbolo, porque el mar es lo que no se arruga, lo que no cambia, lo que no tiene pasado, el mar es lo de siempre presente", diría.



El paso del tiempo en su poesía le llevó a un tono más esteticista. Con los años profundizó en el componente irracional y simbolista, pero siempre con gran cantidad de referencias culturales de la vida real y cotidiana. Es lo que él denomina alucinaciones, y es una poesía en la que todo aparece envuelto en niebla y emociones. Ejemplos de esa forma de contar son Libro de alucinaciones (1964) y Cuaderno de Nueva York (1998), por el que consiguió el Premio Nacional de Poesía. Además, el literato también fue distinguido con el Premio Nacional de Literatura en 1953, el Príncipe de Asturias en 1981 y el Premio Reina Sofía de Poesía de Iberoamérica 1995.

2 comentarios:

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    Un angel te guarda un perro al quien amar
    te cuida de los demas le ladra al intruso
    te puede dar todo el amor del mundo.
    Cuando le cuentas tus cosas y no te delata
    nada mas te regaña cuando te gruñe. de ti
    no huye, te levanta en cada mañana con sus
    lamidos como si fuesen palmadas.

    El te quisiera decir cosas que el sabe y tu no
    secretos que los demas guardan , el perro lo
    sabe cuando al ladrarte va a contarte ,mientras
    el humano le dices te delata habla no ladra
    y a lo mejor no te dice nada por que alguna gente
    es mala , tu mascota nunca te dara la espalda
    al menos que las dos esten pegadas.

    Cuida Tus sueños te mira con aprecio
    te ofrece el cielo cuando la cola se esta
    moviendo es incapaz de traicionart e por
    que siempre esta ahi para amarte..
    Juega contigo te da mordiscos y le Haces
    cariño te llama se pone a tu lado para que
    lo abrazes y le hables para que no le ladres.
    Aut: Mariana

    *.Buenas noches , pase a saludarte y agradecerte tu compañia en Mundo Animal, un beso de tu amiga Estrella.*

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  2. Me encantó leer la biografía de José Hierro,un hombre sencillo y gran escritor, yo como amante y escritora de poesía le felicito de corazón.Un cordial abrazo.
    Marina Pastor

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